lunes, 8 de octubre de 2012

LA VACUNACIÓN

Comenzando con la prevención el primer paso en el que pensamos es la vacunación. La vacunación es la forma más económica y eficiente de controlar las enfermedades infecciosas que afectan a nuestras mascotas. Entre ellas nos sonaran el moquillo o la parvovirosis caninas, y la leucemia felina; pero hay muchas más que también son importantes tanto para la salud de nuestro amigo como para la nuestra propia. Una vacunación regular y supervisada les hace menos susceptibles de contraer estas enfermedades (asumiendo que existe un bajo índice de fracaso) y por tanto aumenta su esperanza de vida.

Existen distintos planes vacunales que varían según las condiciones de cada individuo: su origen, el lugar que habitará, el estilo de vida que llevará, sus condiciones fisiológicas e inmunológicas... Por esto es habitual que un mismo profesional utilice distinto protocolo en función del individuo que llegue a su consulta, de manera que utilizará el que mejor le proteja.

La intención de la vacuna es provocar una reacción en el individuo, una reacción inmune frente a las enfermedades comentadas. Pero a veces aparecen efectos colaterales que debemos conocer y asumir. Las más habituales son las reacciones no inmunológicas, que abarcan desde una reacción local en el punto de inoculación hasta reacciones sistémicas en las que detectamos letargo, debilidad, aumento de la temperatura o pirexia ... En algunas ocasiones pueden aparecer reacciones inmunológicas o de hipersensibilidad, lo que conocemos como alergias. Tanto unas como otras pueden tener distinto grado de gravedad, y hemos de darnos cuenta de que son individuales y prácticamente impredecibles. Aún así el número de apariciones es pequeño, y la falta de vacunación conlleva consecuencias mucho más graves.

Otra duda planteada es que a medida que van cumpliendo años ¿para qué continuar vacunándolos? Pues precisamente porque según envejecen, su sistema inmune envejece y por tanto se hacen más susceptibles. Lógicamente a esta edad se hace necesaria la vacunación. Así que para obtener una correcta protección debemos dar una dosis de recuerdo anual.

El gato también parece ser un animal que no necesita vacunas porque como muchos viven en piso y no salen jamás a la calle!. Pues en el gato existe también riesgo: hay enfermedades que permanecen latentes desarrollándose en el organismo ante cualquier situación de estrés, nosotros actuamos como vectores de transmisión y además cualquier contacto esporádico con otro animal eleva ese riesgo.

Por tanto me parece fundamental vacunarlos a todos por su bien y por el nuestro, y sobre todo porque si le afectara cualquier enfermedad que podíamos haber evitado no nos lo perdonaríamos.

La vacunación va completamente ligada a la desparasitación interna, ya que ésta es necesaria antes de someter al organismo a una vacuna, para que se enfrente al 100 %. De la desparasitación hablaré el próximo día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario